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 | El cuento de Cortázar | ||||||||||
| | Obra con dramaturgia y dirección de Melisa Hermida y Ana Lidejover | ||||||||||
| “Vas a ver que desde mañana se acaba el juego” Julio Cortázar. La primera impresión es absolutamente lúdica, el espacio sembrado de frutas artificiales que mienten su esencia de mandarina, una mesa en la que hay pilas de libros de la colección Robin Hood, una luz que aparece tan de ficción como las mandarinas...todo esto nos prepara para un juego. Los nombres propios, la ropa floreada, los pasos de baile ¿qué universo construyen? De a poco se articula la historia, con piezas que parecen conjugar un todo y con fragmentos que pugnan por estallar de manera constante y eludir una totalidad posible. Pero sucede que hay, como en el cuento de Cortázar, cierta instancia de amenaza, leve, imperceptible, cierto aire de tormenta que se cierne. Y los objetos se desplazan en tanto signos, o se resignifican o cambian de dueña. Entonces se inscribe lo inestable: el relato que se cuenta a medias y que se abandona ante la expectativa de alguna explicación. Ana Scannapieco, Magdalena Grondona y Sabrina Gómez construyen tres personajes que conquistan, que seducen, que conmueven. Las reglas del juego son un poco extrañas pero, como en el juego de los chicos, mutan, se transfiguran y se aceptan casi sin protestar. Cuando el juego está por llegar al final, armamos partecitas de la historia, de la historia que no es parte del juego sino de la tragedia. Y ya son parte de nuestra infancia. Y esperamos que en algún universo de los que construyen el micro nunca haya tenido lugar. Como esperan Holanda y la narradora que Ariel esté sentado del otro lado del tren. Mónica Berman ELENCO: | ||||||||||
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